miércoles, 23 de septiembre de 2009

-PERDIDA ANTES DE HABERSE ENCONTRADO-

Y solo el hecho de pensar que te quise alguna vez, Me ha valido para escribirte cada día del año… Trescientas sesenta y cinco cartas Para trescientos sesenta y cinco reproches; Tres sorpresas en la caja de recuerdos, Seis besos malgastados, Y cinco siempres que se perdieron el lo infinito del nunca… Fuimos felices alguna vez. A ciegas. A ratos. A tiempo completo cada vez que tocaban nuestras manos… A tres metros sobre el cielo… Fuimos felices resumidos en una semana de calor, En la que solo nosotros y el mar éramos necesarios para seguir respirando… Para adivinarnos e idolatrarnos Exprimiendo hasta la última gota de la magia negra que colapsaba nuestros sentidos… Pero el calor nos derritió, Y la respiración se paró por completo. Quedó solo el charco de dos mitades consumidas. Sobreexplotadas. Con la mente en blanco y exhaustos de vida… Sin nada más que añadir Solo la sombra de lo que pudimos haber sido. De lo que quisimos ser… Quizá no nos quedara más por darnos… Quizá despilfarraras ese verano todo lo que tenías para mí… Te tuve demasiado cerca sin pactarlo previamente con mi otro yo. Demasiado mío. Hice de tu aliento una parte de mí Sin pensar que fueras de carne y hueso. Sin pensar siquiera que fueras. Jugaba a ser la niña que se dejaba querer entre manchurrones de chocolate. Que tapaban sentimientos sin analizar. A la deriva. Errantes por mi sangre sin dueño ni aduanas. Y el caos se adueñó de la niña. Así se escribió la historia Y la niña, Queriendo crecer dieciocho años de una, Se lavó la cara, Y bajo el chocolate se llevo la ingenuidad camuflada Quedando pura ante el espejo. Ordenaba palabras de amor Escondidas bajo la anarquía, Mientras las lágrimas, Derramadas sin aviso, Acariciaban su piel recién lavada. Y sus ojos buscaban su imagen en el espejo, Y solo la hallaban perdida antes de haberse encontrado…

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