viernes, 18 de septiembre de 2009

SE ABRE EL TELÓN.

Se abre el telón. Los paraguas recién comprados decoran la ciudad añadiendo algo de color al escenario grisáceo, y las gotas de lluvia se van abriendo paso sirviendo de banda sonora a los transeúntes que se mueven con desgana. Los primeros abrigos de naftalina, el olor a hoja mojada, el sonido de los charcos y los atascos hacen los honores dando la bienvenida a un otoño que llegó por sorpresa. El precoz cambia el humor de quienes quisieran vivir en agosto toda la vida, de esos pobres ilusos que no desempolvarán sus abrigos hasta que el corte-inglés empiece ha hacer navidad. Al resto, o a mi solo en su defecto, nos trae nostalgias camufladas entre grados de menos y sentimientos que calan poco a poco con la lluvia. El frío me hace sentir aún mas viva. Me activa el cuerpo y me despierta del trance estival. Y a Madrid le arropa con lanas y le da un aire paradójicamente mas calido, más maternal… Salgo fuera. Hace frío. Me envuelvo en mi cacheta y caliento mis manos con mi aliento. Paseo par la calle jugando como una niña con el vapor que desprende mi respiración y veo a la gente pasar, despierta, renovada como después de una ducha gélida. El color de las avenidas ha cambiado. Todo esta cubierto de un tono pastel paz con pinceladas marrones de las hojas que pasarán su testigo, y es ese color el que no quiere que me meta en casa… quiere que disfrute de él hasta que no me queden fuerzas para seguir paseando. Ni siquiera me deja sentarme a escribir… me hipnotiza y me hace su esclava, su fiel esclava… y sigo caminando sonámbula por las aceras de la ciudad tratando de recordar cada detalle para poder sobrevivir al próximo verano…

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