lunes, 27 de agosto de 2012

-De Huracanes-


La respiración se ha tornado caliente, y aquella estación fría paso a ser concepto de estudios. Nunca más la viviremos… y se ha llevado consigo el aliento de media vida concentrada entre noviembre y abril.
Hoy me siento sola. Hoy me siento creadora. Yo, mis cigarros, mi vino y mis fieles páginas estrenamos la terraza por primavera; sálvese el burro. Nos convertimos en lo que alguien llamó isolation work group: nos disponemos a inventar, y a transpirar…
Mi piel ha cogido un extraño tono melancólico con el sol, pero a base de sombras volverá a su color natural: la alegría. La melancolía es a la alegría lo que el tono al color. Y la montaña SIEMPRE va a Mahoma. Y así funciona el juego, así va, de gamas cromáticas y de Mahomas…
Llevamos ya algunas horas creando: mis cigarros, mi vino, mis fieles página, el burro y yo. La pregunta de la que partimos para el desarrollo de nuestra empatía es qué se alinea para que algo se queje por dentro. Y de qué se queja, sobre todo de qué… Que se queja lo sabemos, los síntomas son tan evidentes como ambiguos. Físicamente las dolencias son superficiales, aunque el estómago se debate entre el vacío y el lleno. Las peores van por dentro. La cabeza quiere descansar pero la mente le envía constantes luminosas que no llegan a materializarse en conceptos. Es la pura abstracción… El corazón también se resiente, y bombea demasiada sangre, como si quisiera limpiar la conciencia…
Fuera no se mueve el aire… dentro hay alto riesgo de huracán.

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