sábado, 18 de abril de 2009

Y lloviendo.

Llueve. Las gotas de agua caen sobre la arena y sobre el mar, desapareciendo para siempre. Me hipnotizan. Su leguaje secreto me cautiva. Podría estar días enteros sin pensar en nada, con la mente en blanco, absorta en esas gotas de vida… Me encanta la lluvia. Me gusta oírla susurrar en mi oído. Me recuerda que también hay vida en el silencio, que hay que callar para poder escuchar su lenguaje mojado… o para poder escucharse a uno mismo. A veces lo olvido, pero ahí esta ella para recordármelo. Me canta despacio lo bueno de todo, lo malo, lo gris. Me embriaga de vida y recita los versos escondidos por la rutina. Me reencamina… No es tarde; solo déjate llevar por el sendero mojado… A veces pienso que solo llueve para mí. Y reconozco que me da un poco de miedo… quizás sea Dios que esta viendo que se me va de las manos. Quizás sea El quien mande a los ángeles llorar para mi rescate. Justo a tiempo. Como siempre… o tal vez llueva para que no pueda olvidarte. Es el fuego que aviva las ascuas que ya consumidas rozan su fin. De nuevo el detonante. De nuevo al rojo vivo. Ojala lloviese siempre. 365 días de recuerdos bajo la lluvia. En cada gota que cae, caes tú. Del cielo nublado bajas para fundirte conmigo cuando alcanzas el mar… no dejo de imaginarte cuando llueve y no deja de llover, a si que yo sigo aquí, queriéndote de repente… La lluvia sigue poniéndome los pelos de punta. Sigue empapándome de naturaleza. Las gotas resbalan por mi nariz. Son dulces. Y sigo sintiendo… Oigo la melodía de las gotas que caen y chocan entre ellas para ganar la batalla y fusionarse con el agua salada mientras me evado en ellas… el agua va consumiendo mi cuerpo y ya solo soy espíritu… Durante unos segundos toco el cielo. Esta húmedo. Pero bajo rápido. Me da miedo. Aun no estoy preparada. Aun no es mi sitio. Hay demasiadas cosas que me faltan por hacer aquí. Y ahora más que nunca… no podría dejarlo todo a medias. Solo hay una vida de mortal, o al menos eso he oído decir. Solo una vida… dios mio! No puedo perder el tiempo. He de darme prisa si quiero llegar a cualquier lugar. No va a ser fácil, pero no querría llegar si lo hago con las manos vacías. No quiero mirar hacia atrás y darme cuenta de que solo hay un millón de minutos perdidos. Momentos consumidos. Segundos malgastados… no quiero ver que el tiempo me ha ganado la partida, mi partida. Irme con una lista infinita en mi cajón de cosas por hacer no es mi sino… dios mio! Una vida es poco tiempo…

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