domingo, 2 de octubre de 2011

-horas-

Y tan ricamente paso las horas muertas.
No,
Las vivas.
Vivas horas que hacen impreciso al día.
Unos días con 23, otros con 27,
Otros con más horas que números en la esfera,
Y de repente un día malo con menos horas que sueños.

En esos días generalmente me da por acoquinarme,
Se me queda pequeña la vida,
Pero a la mañana siguiente el hombre del tiempo
Va y da 36 horas para la nueva jornada.
Y entonces me pongo nerviosa y salgo a la ronda
Para regocijarme en el tiempo regalado…
Vivir. Vivir plena y pletóricamente
Y disfrutar de las horas como si mañana no existiera
Y todos los contadores se quedasen a cero.

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